martes, 29 de diciembre de 2009

La admisión, un dispositivo en dos tiempos Por Adriana Szyniak

http://www.elsigma.com/site/detalle.asp?IdContenido=11725

La admisión no es un término que surja del cuerpo teórico del psicoanálisis. En distintas instituciones o en diversos organismos la puerta de entrada a los mismos es por el lado de la admisión. Por lo general todo paciente que solicita atención psi por medio de una institución debe pasar por ese primer escalón. A veces, algunos analistas nos encontramos ejerciendo dicha función. Pero, ¿podremos encontrar alguna especificidad para este dispositivo? Intentaré algunas aproximaciones.

En primer lugar se trata de lo que se constata en la cotidianeidad, el término admisión sólo tiene lugar en las instituciones: obras sociales, hospitales públicos, fundaciones, etc. Cobra consistencia sólo en esos lugares. La primera entrevista en un consultorio privado es simplemente una primera entrevista. Cuando alguien recibe un llamado de un nuevo paciente en su consultorio afirma: “hoy tengo la primera entrevista con un paciente”. En cambio en las instituciones se dice “hoy tengo una admisión”.
Primera especificidad. Todo paciente que consulta en una institución tiene que pasar por esa instancia, por lo tanto la misma está atravesada por las características de esos lugares.
Otra de sus particularidades es que la admisión puede ser realizada o no por la analista que llevará adelante el tratamiento. Anticipadamente, y por lo general ni analista ni paciente conocen el nombre de quién se hará cargo de ese tratamiento, (a excepción de los pacientes que concurren con un nombre) para eso se tendrá que esperar un segundo tiempo.
La variable tiempo también juega allí un papel. Sabemos que puede llegar a durar una, dos o a lo sumo tres entrevistas. Prolongarlas en el tiempo acarrearía una dificultad, ya que estamos posibilitando la instalación de la transferencia cuando no sabemos si seremos nosotros los analistas de ese paciente. Además, en ese breve lapso, tendremos que tomar alguna decisión: si se lo admite o no, en caso afirmativo a qué equipo se lo deriva.
La admisión puede tener lugar con más de un analista, por lo general alguien que la dirige y otro que está haciendo sus primeros pasos en la clínica y está en carácter de observador, en este sentido se convierte en un lugar valioso de transmisión clínica.
Puede tomar un cariz burocrático, estandarizado o puede ser ocasión de poder situar algunos elementos de estructura que, al modo de hipótesis, se verá si se corroboran o no. Tomar la línea de una simple anamnesis nos transforma en meros burócratas de la institución.
Es cierto, por lo general tomamos datos a los pacientes que se encuentran ya inscritos en una ficha y es para todos por igual. La escucha analítica es la que puede introducir la diferencia, permitiendo que surja la singularidad en lo universal.
En algunas de las instituciones a las que pertenezco, ejerzo la función de admisora. Si bien es cierto, como lo he afirmado anteriormente, que hay una parte preestablecida, allí mismo podemos encontrarnos con situaciones que nos sorprenden:
Les voy a transmitir una experiencia. Una de mis funciones es tomar algunos datos a los pacientes, cumplimentar una ficha. Si bien son del orden de lo administrativo ese acto no deja de ser realizado por una analista, por lo tanto está atravesado por la escucha analítica. Como admisora de niños y adolescentes uno de los datos que recavo con los pacientes es el nombre del padre y de la madre, edad, etc.
Así se presenta a la consulta de admisión un adolescente de 13 años acompañado por su padre. Avanzo en las preguntas con el adolescente: número de documento, fecha de nacimiento, escolaridad. Hasta que llego al dato del nombre de sus padres. Como el papá estaba presente en ese momento me dirijo a él para preguntarle sus datos: nombre, apellido y edad, me los da; luego pregunto los datos de la mamá. Inmediatamente contesta el padre, dice: nombre, apellido y cuando le digo edad responde: “no me acuerdo porque murió cuando yo tenía dos años.” Este malentendido podemos tomarlo como una mera equivocación o nos puede estar dando algún dato de lo que podría estar pasando con este jovencito.
Le pregunto por el motivo de consulta, entonces el padre refiere que a su hijo le cuesta hacerse cargo de sus cosas, tomar iniciativa, arrancar. Los papás están separados y vive con su madre y dos hermanas. Risueñamente le digo: “vivís con todas mujeres”. Me contesta que sí, que es insoportable, un infierno. El padre, que vive en otra parte, asiente con la cabeza.
La aparición inesperada en escena de la madre del padre ¿nos estará diciendo algo de su lugar como hijo?, allí donde nos enteramos que prematuramente ha perdido a su madre, ¿qué consecuencias tendrá esto para quien viene como paciente? Sólo algunas hipótesis.
En otra ocasión, el llamado de una madre para pedir turno de admisión para su hijo de aproximadamente 10 años. Ya telefónicamente y en forma acelerada me relata lo que le pasaba a su hijo quien dormía con ella en la cama matrimonial y le acariciaba el pelo y la oreja. Gozosamente y siempre por teléfono afirmaba: “qué madre, estando separada, no le gusta que su hijo duerma con ella”. Le doy un turno. Asisten. Abro la puerta, el chico camina delante de ella y ésta le dice “apurate que te piso”. En ese enunciado y con los comentarios telefónicos podemos leer algo de la enunciación. Una madre avanza sobre el cuerpo de su hijo
En ocasiones pidiendo el carnet de la obra social del paciente niño, me dan el del adulto acompañado por la pregunta ¿es lo mismo el de mi hijo que el mío? o me ofrecen el número de documento de uno de los padres por el del hijo.
A veces nos encontramos con pacientes adultos que vienen acompañados por otras personas y al hacer pasar al paciente pasa también el acompañante. Precipitar un: “usted espera afuera”, sólo por suponer que es un adulto y puede hablar por sí mismo, es dar lugar a los ideales del analista. Una intervención es tal si esta acompañada de algún tipo de letra del paciente.
Podría dar muchos ejemplos, pero quisiera detenerme en el título de mi trabajo: la admisión un dispositivo en dos tiempos. Hasta aquí trabajé el primer tiempo: el encuentro del admisor con el consultante y algunas de las vicisitudes que allí podrían darse. Pero considero que hay un segundo tiempo: la transmisión del material clínico al equipo donde se derivó ese paciente, transmisión que implica indefectiblemente un recorte, lectura de aquello que escuchó en ese encuentro. Un segundo tiempo muy enriquecedor, que a mi entender pone fin a la admisión para abrir otra instancia, ahora con el analista designado para dirigir esa cura. Pasaje de una escena a la otra que no es sin la posición del analista.
Para concluir, por el momento con estas reflexiones y respondiendo al título de la convocatoria considero, de acuerdo a algunas ideas vertidas anteriormente, que la admisión no forma parte de las entrevistas preliminares, aquellas que llamamos así solo apres coup, cuando se sancionó una entrada en análisis.

¿Transferencia en la admisión? Por María Cristina Bacchetta

http://www.elsigma.com/site/detalle.asp?IdContenido=11483

Para los que trabajamos en instituciones, es habitual manejarnos con este dispositivo que se llama admisión, del que creo no hay mucho escrito, al menos no desde alguna conceptualización, o tal vez no ha llegado aún a nuestras manos.
¿Funciona una transferencia en las entrevistas de admisión? Por supuesto, como en cualquier otro encuentro entre sujetos. La transferencia es algo que, en el caso de las neurosis, se genera espontáneamente en cualquier situación donde haya sujetos en juego, pero no sé si deberíamos pensarla del mismo modo que la que acontece en un análisis.
¿Cuándo decimos que “hay” transferencia en un análisis (un modo de decirlo que alude ya, seguramente, a un cierto modo de pensarlo)? Freud dice que hay transferencia en un análisis, cuando el analista ha pasado a formar parte de las representaciones inconscientes del paciente, y esto queda confirmado por el sueño. Lacan habla del analista como una formación del inconsciente del paciente, y Nasio define la interpretación (cito un poco de memoria), como el retorno de lo reprimido del paciente en boca del analista [1]. Me parece que existe una continuidad en estas frases, que nos permite pensar la transferencia como algo fundamental del análisis, y no sólo como los afectos del paciente depositados en la figura del analista, aunque —sabemos— no es sin ellos.

¿Qué es la transferencia? Tomo aquí prestadas las palabras de Oscar Masotta: “La transferencia no es sino una relación por donde el analista se convierte en el «Sujeto supuesto Saber», es decir, en depositario o en pantalla de un Saber proyectado. Ahora bien, y no es ocioso recordarlo: la transferencia no debe ser fortalecida, sino desatada, disuelta.” [2]

Si la admisión es un momento de paso, lo deseable es que no se genere allí “un amor” de transferencia que detenga ese pasaje. Por otro lado, ¿cómo impedir lo que se produce espontáneamente? Si bien algo del circuito, del clisé que implica un movimiento transferencial, puede volcarse sobre la persona del admisor, podríamos decir que lo que faltaría del otro lado es una escucha dirigida a la instalación de una transferencia de análisis, y que tampoco su intervención va a ser efecto de una transferencia que involucre la puesta en acto del inconsciente. Que el proceso resulte de este modo dependerá del posicionamiento de ese analista en función allí de “admisión”. Que el paciente conozca que ese no será su analista, seguramente tendrá alguna incidencia, pero no me parece la más importante. Tal vez se trate de una especie de puesta en escena que simultáneamente conlleve su disolución.
Admisor... ¿admisor de qué? ¿Qué es lo que admite, si no es una transferencia? La admite para pasarla. Asimismo, creo que para lograr el objetivo de la admisión, que es que el paciente en su deriva llegue a algún lugar, ambas cuestiones son necesarias: tanto que la intervención que realicemos no refuerce una transferencia que sea intransferible, como que algo de la transferencia funcione para que dicha intervención tenga algún alcance.

Si el analista escuchó e intervino, esto sólo parece posible en un campo transferencial. ¿Pre-transferencia? ¿Transferencia previa? Cierta “transferencia” —dichos, referencias, imágenes— en relación a la institución, no todavía a algún terapeuta en particular, o también —como se expresa en el texto “Las entrevistas preliminares – Mesa redonda”, en Acto e interpretación— una transferencia al psicoanálisis, antes de que aparezca allí una encarnadura, una presencia, la “persona” a ocupar el lugar del Otro de la demanda.

Alguna vez he tenido una primera entrevista de admisión en la que la paciente había soñado la noche anterior con el “supuesto” analista que la atendería y que aún no conocía. Muchas veces el paciente llega traído por dichos escuchados a otros, otros que se analizan o que han hecho algún tratamiento en esa misma institución, o en otro lado. Es una cierta cifra que el paciente porta; el desmontar estos dichos nos lleva a la red significante de la historia del paciente, a la demanda en juego.
También en la admisión, el sujeto supone allí a un otro que sabe, es necesario que se produzca una confianza, que el paciente pueda depositar en esa figura una confianza respecto a un saber, pero no se tratará del “Sujeto supuesto Saber”, esto es algo que se producirá durante el análisis, en la medida en que la operación significante —en tanto funcione allí la escucha de un analista— vaya produciendo sus efectos.

En el caso de la admisión, el paciente —y aún no del todo paciente— puede poner sobre el admisor distintas suposiciones: la de un profesional que podría escucharlo, guiarlo, indicarle, no aceptarlo, comprenderlo, o tal vez no, tal vez lo tome como un mero trámite a atravesar, con lo que —quizás— nos preguntaríamos sobre la analizabilidad de ese paciente. Dos de los lugares posibles (al menos en las neurosis, seguramente hay más) son: el de un Otro evaluador, y el de un Otro a engañar. El admisor está en el lugar de un Otro, del que se espera diga algo, dé alguna respuesta, ponga alguna palabra, y esto implica una transferencia. “¿Podrá admitir lo inadmisible que tengo para decir?”. Hay un nivel de barrera a pasar.

Pensamos que si no se genera algo del orden de la transferencia con el admisor, tampoco será posible que esa derivación llegue al terapeuta designado. Pero no tiene por qué entrar éste en el clisé de representaciones-expectativas inconscientes. O sea, algo debe producirse ya desde el momento de la admisión, el relanzamiento de alguna pregunta, el recorte de un síntoma, etc., que permita dar continuidad a la demanda de análisis. Es decir, lo que se produzca en esas entrevistas de admisión también formará parte de la instalación de la transferencia al análisis.

No es sencillo, en la intervención, pensar qué es posible poner en juego y qué no: cada caso es singular, pero seguramente lo dicho allí por el admisor deberá ser lo suficientemente discreto, la menor intervención posible, pero la suficiente como para no obturar la pregunta, para no rechazar la transferencia en juego. Cuando en las entrevistas de admisión hemos logrado una cierta eficacia, notamos que el paciente llega posicionado de otro modo, a veces con una mayor decisión respecto de un análisis. También consideramos posible que allí donde la decisión no se logre tal vez sea oportuno postergar la consulta. Pensamos que éste también es uno de los objetivos de la admisión: acompañar a que el sujeto pueda confirmar su decisión y, si esto no es así, mejor no, mejor esperar.

¿Una transferencia tal vez más cercana a la sugestión? Creo que en la admisión escuchamos fundamentalmente al yo y tratamos de ubicar cuál es la posición del sujeto en lo que dice que le ocurre, si hay o no un sujeto que pueda hacerse cargo, o cuánto hay de sujeto. No hay una “asociación libre”, ni una “escucha flotante”. Tratamos de escuchar por qué viene, por qué ahora, qué se pregunta, de qué estructura se trata y qué es lo que nuestra institución podría aportarle, y bajo qué modalidad de tratamiento.

La operatoria en la que se trata de lograr la implicancia subjetiva de ese sujeto, la demarcación del síntoma en ese análisis, la lectura de la demanda, deberá estar en relación a la escucha de el/“su” analista, para que esto mismo anude la relación transferencial a “ese” analista. Hay una relación intrínseca entre los dichos del paciente y la escucha de su analista, que posibilita la implicancia subjetiva necesaria para dar inicio al análisis, y eso es dicho a ése que lo ha sabido escuchar de determinada manera, que es intransferible. En esa confluencia se produce el “mi” analista, de ahí que pensemos que ese acto funda la transferencia de análisis decantando sobre ése —y no sobre otro— el lugar del analista.
No resulta fácil la tarea del admisor, no debe allí sobrepasar algo, en su intervención, y simultáneamente no sería posible el trabajo de admisión sin la intervención de un analista. Creemos que esto dependerá del trabajo que ese analista, esa institución, puedan hacer respecto al lugar del cual se trata.

Las primeras entrevistas marcan una prueba, el tiempo de prueba, previo a la prueba que proponía Freud, ¿o tal vez parte de ella? Asimismo, la admisión es más un dispositivo necesario a las instituciones que a los análisis. Somos nosotros —los de las instituciones— los que necesitamos este dispositivo que permita una cierta organización respecto a las derivaciones. Es necesario, por ejemplo, conocer el diagnóstico del paciente antes de decidir a qué equipo o a quién se efectúa la derivación. Si bien tendrá que ver con un cuidado hacia el paciente, también tendrá que ver con un cuidado interno de los que constituyen esa institución, con una especie de pre-visión. En una institución el paciente es el paciente de tal o cual, pero al mismo tiempo es un paciente inmerso en un marco institucional. Lo que cada integrante de una institución realice respecto a sus pacientes institucionales incidirá directa o indirectamente en el trabajo con los otros.

Aspectos positivos, aspectos negativos. Al mismo tiempo, no hay psicoanálisis sin algún modo de “institución”. Al menos son necesarios tres: paciente, analista, supervisor[3].
Cuando Freud plantea la formación de los analistas, indica el análisis didáctico, la lectura y el control, y la relación con otros analistas de más experiencia. Creo que algo de esto intentan reconstruir algunas de las instituciones psicoanalíticas. ¿Está ya ahí en germen algo de “institución”? Lo que sí es seguro es que a Freud le preocupaba la continuidad del psicoanálisis, su futuro.

Cuando Lacan dice: “el analista se autoriza de sí mismo”, también dice “y con los otros”. Ningún analista trabaja solo, aunque en el momento de la sesión esté en la más absoluta soledad. Antes y después necesita estar en relación a otros, otros iguales y otros no iguales. Esto forma parte del dispositivo y de nuestra labor. Hace posible nuestra formación y también nuestro trabajo. De todos modos, sería material para otro escrito ponernos a pensar acerca de las instituciones, en tanto lo instituyente o lo instituido, y los efectos de ello en el psicoanálisis.
En todo análisis, institucional o privado, el analista debe responder ante un otro, está sometido a juicio. Su juicio, lo que ha enunciado, lo que ha decidido, cae bajo su entera responsabilidad.

Bibliografía

FREUD, S. (1996), “Consejos al medico”. En: Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires, vol. XII.

FREUD, S. “Recordar, repetir y reelaborar”. En: Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires, vol. XII. 1996

FREUD, S. “Sobre la dinámica de la transferencia”. En: Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires, vol. XII. 1996.

LACAN, J. El Seminario, Libro 8. La Transferencia, Piados, Buenos Aires. 2005.

MASOTTA, O. Ensayos lacanianos, Anagrama, Barcelona. 1996

REBAGLIATI, G., Institución, psicoanálisis y ateismo – Coloquio “Institución clínica y psicoanálisis” Collalbo, Bolzano-Italia, Ed. Almagesto.

Referencias

[1] Otro modo en que Nasio lo expresa: “El inconsciente del analizado retorna en una interpretación del analista”; y también: “La interpretación es la prueba misma de la existencia de la transferencia”.

[2] Oscar Masotta en Ensayos lacanianos, Ed. Anagrama

[3] Gustavo Rebagliati en Institución, psicoanálisis y ateismo – Coloquio “Institución clínica y psicoanálisis” Collalbo, Bolzano-Italia, Ed. Almagesto.

Proceso de admisión, una experiencia psicoanalítica por Lic. Gisela Felman

http://www.alefpsi.com/giselafelman.html

Podemos decir que cada consultante solicita una entrevista de admisión en un determinado momento y en un lugar o con algún profesional por cuestiones inherentes a su subjetividad.

En lo que respecta al admisor, uno de los objetivos de esta experiencia sería evaluar si la persona que consulta está en el lugar preciso, en el tiempo oportuno para comenzar un tratamiento.

Se me ocurre nombrarlo “proceso de admisión” porque a veces no es suficiente una entrevista para evaluar estas condiciones. En ese caso se podrá dar lugar a un nuevo encuentro que difiere de una primera entrevista del tratamiento. El mero hecho de aclarar este dato es en si misma una intervención.

Entonces, será importante evaluar si es el tiempo y el lugar oportunos.

Que el analista que está a cargo de una admisión pueda tomarse la atribución de evaluar estas condiciones tiene valor de intervención .

El analista puede no admitir ese pedido. Las razones son variadas y tendrán que ver con lo que el terapeuta escuche desde su posición de analista. Si bien no hay un análisis la escucha puede ser analítica.

Lugar e inicio del tratamiento:

Es importante que el admisor tenga presentes cuáles son los posibilidades de atención personal,( en caso que sea atención privada) o institucionales.

Si puede absorber casos que requieran atención psiquiátrica, si el caso requiere de alguna

especialización (trastornos de la alimentación, psicosomática, niños….), si es imprescindible algún dispositivo en particular en cuánto a frecuencia semanal, terapia grupal para acompañar el tratamiento.

Está relacionado con la ética del analista delimitar su práctica. La Institución podrá ser más abarcativa pero tiene limitaciones.

A veces la imposibilidad de iniciar un tratamiento puede pasar por lo económico, o lo geográfico. No llegar a un acuerdo en los honorarios o no encontrar un lugar u horario en que se encuentren paciente y analista.

Estas variables no siempre las podemos tomar como obstáculos de “la realidad”, a veces podemos leer estos emergentes como expresiones de la “realidad psíquica”. Si esto se puede poner a trabajar a tiempo se podrá dar lugar a un tratamiento en el que sea posible desplegar el goce en juego.

Tiempo y comienzo de un tratamiento :

El analista intentará en la entrevista de admisión ubicar qué desencadenó el pedido de consulta en ese momento. Algo habrá hecho que el fantasma del sujeto en cuestión no haya podido dar una respuesta confortable en una situación determinada. A veces esa vacilación

fantasmática angustia al sujeto. Aparece una pregunta por el padecer, o un pedido a qué hacer con eso que se presenta que excede las posibilidades de la persona de resolverlas en forma autónoma.

Este pedido se dirigirá a un analista, un profesional al que se le supone un saber, que puede ofrecer su escucha como primera manera de alojarlo.

Muchas veces este desencadenamiento no sucede en el momento de la consulta. Será preciso ver qué motivó el pedido de ayuda.

Podrá pasar que no hallemos ese desencadenante.

Sucede que muchas personas son “mandadas “ o “derivadas” y es posible que no se visualice ningún pedido personal. Podemos en ese caso incluir como parte del proceso de admisión entrevistas con padres, parientes para ubicar para quién sería el tratamiento en caso que lo hubiera.

Qué escuchará un analista en carácter de admisor? Qué implica intervenir como analista?

Considero, como ya explicité, que el analista podrá, en esta fase preliminar, recortar del discurso del consultante un pedido, una demanda incipiente. Muchas veces puede pasar que lo que la persona que se presenta a una admisión trae como motivo de consulta no concuerda con lo que terminada la entrevista se vislumbra como pedido. Las intervenciones apuntarán a despejar esta incógnita. A veces hasta el futuro paciente se asombra de lo que ahí acontece.

Intervenir no es hablar mucho, no es preguntar todo, a veces un silencio puede hacer las veces de intervención

Insisto en que si bien no es una consecuencia directa que se efectúe un tratamiento posterior, el analista puede intervenir como tal .

Será importante que esto pase para sancionar que algún acto dio lugar o no a un tratamiento.

Considero que la entrevista de admisión compromete al analista a responsabilizarse con un acto. Será esperable que el consultante acceda a la posibilidad de convertirse en paciente, que alguna pregunta lo cause, que algún padecer lo divida, que algún goce se conmueva…..

No siempre pasa, a veces la persona no está dispuesta a ceder nada de su goce, no tuvo ningún contacto previo con el ámbito psi y eso lo dificulta….puede pasar que haya cuestiones inherentes a lo estructural que lo impidan…..

Diría que es un objetivo esperable, no fácil de lograr.

Este rasgo distintivo dividirá las aguas entre una entrevista de admisión para el psicoanálisis, para la psicología y obviamente dista de ser una anamnesis.

Podrá ser muy pretencioso para una entrevista o para este proceso de admisión. La idea es que este inicio aventure lo que pasará en los siguientes encuentros, en el período de entrevistas preliminares.

Esta modalidad de proceso de admisión parecería corresponder a un paciente neurótico. No me animaría a intervenir de la misma manera si existe la menor duda en cuanto al diagnóstico.

Es objetivo también de este proceso señalar a qué estructura subjetiva pertenece el discurso en juego. Mínimamente poder hacer un diagnóstico diferencial entre neurosis y psicosis.

Igualmente muchas veces este diagnóstico se termina de definir en el período de entrevistas preliminares.

Considero que trabajar teóricamente lo que sucede en el proceso de admisión es muy rico y valioso para nuestra clínica. Son muchas las variables a tener en cuenta, está el caso por caso…pero también es posible abordar el tema así se trate de un Hospital público, una prestación ligada a una obra social, la práctica privada en Instituciones, en un consultorio.

Mi experiencia como admisora en diferentes Instituciones me permite sostener algunas reflexionas y muchos interrogantes.

En el espacio público está en juego la gratuidad, parecería que el Estado está para proveer el bienestar a las personas. Cómo definir un pedido cuando el paciente “sabe” que estamos esperando que venga al horario de admisiones, cuando es una obligación ética atender ese pedido. Se puede decir que no?

Qué estrategias podrá utilizar el analista para que la demanda no quede de su lado sino el acto?

En la Defensoría de menores, lugar en el que se ofrecía asesoramiento y tratamiento psicológico, estaba establecido que el que solicitaba el servicio debía pagar un bono. Ese monto quedaba desvirtuado en el momento en que aparecía en escena cierto imaginario que

la defensoría es un lugar que da, que resuelve, lugar activo. Los que se acercaban solían tener posiciones pasivas a la espera de soluciones mágicas y gratuitas. Un gran porcentaje de la población que consultaba carecía de recursos económicos, pera también simbólicos……A quién se admite y a quién no?, el psicoanálisis podrá ser para todos?, cuál será el criterio?

Cada Institución tiene sus particularidades. Insisto en que es un trabajo muy interesante investigar los alcances, las especificidades, las diferencias, pensables a la hora de encarar el proceso de admisión en cada una de ellas.

Lic. Gisela Felman

UNA GUÍA PARA LA PRESENTACIÓN DE MATERIAL CLÍNICO A SUPERVISIÓN Bleichmar, Hugo Avances en psicoterapia psicoanalítica, Apéndice A

El proceso de supervisión en psicoterapia trabaja con los datos primarios que el/la terapeuta aporta a la mirada de un tercero/a. Por ello, el éxito de la supervisión dependerá, además del clima de confianza y apertura que pueda desarrollarse, de la riqueza y fiabilidad del material del que se disponga. En re¬lación a la fiabilidad, obviamente el material ya ha recibido una primera trans¬formación: ha sido captado por el/la terapeuta y transmitido en términos de sus propios códigos de significación, con la selección/deformación que esto conlleva. A continuación presentamos una guía que provee algunos linea¬mientos que pueden ser de utilidad para la presentación de material clínico:
1. Forma de presentar el material clínico para supervisión
En los términos menos teóricos posibles, actuamos como lo haría un buen novelista con penetración psicológica que quisiera hacernos conocer a un personaje para que lo sintiéramos real, de carne y hueso, o como un ci¬neasta que filmase desde el interior del personaje, desde la perspectiva con que éste ve al mundo. Se deben recoger las palabras del paciente, lo más tex¬tualmente posible y, especialmente, sus estados emocionales, así como las palabras y estados emocionales del terapeuta. El aportar posibles sueños, y las asociaciones correspondientes, es un material de primer orden para un acceso a niveles no convencionales del relato. Dado que el diálogo terapéutico se estructura por el encuentro entre dos inconscientes, el del paciente y el del terapeuta, se requiere que el terapeuta mantenga, simultáneamente con su involucración en la interacción, un yo observador que, a la manera de un tercero, mire a esos dos que son él mismo y el paciente; tal como lo haría un terapeuta de pareja.
El/la supervisor/a buscará formarse una idea —el material deberá, posibilitarlo— no sólo acerca de cómo es el paciente en general sino de cómo es en el contexto en que el terapeuta le está influenciando con sus palabras, sus emociones, sus deseos y, también, sus silencios.

2. Primera entrevista
1. ¿Cómo se presentó el paciente? ¿Qué aspecto tenía? ¿Cuál fue su actitud corporal, su forma de mirar •—directa, evasiva—, de dar la mano, etc.? ¿Cómo hablaba —tono de voz, ritmo, silencios, etc.? Cuáles fueron sus esta¬dos emocionales, sus angustias?. ¿Se permitió sentir y/o expresar rabia, tristeza, etc.? ¿Se sintió desbordado por sus sentimientos, asustado frente a ellos? ¿Los usó como una forma de vincularse, creando un clima de encuentro o, por el contrario, los empleó para mantener alejado al terapeuta —con el malhumor o la rabia, por ejemplo—? ¿Hubo hipercontrol, desborde emocional?

2. ¿Cómo se relacionó con el terapeuta? Ejemplo sumiso, pasivo, autoritario/dominante, desconectado afectivamente, sobreinvolucrando emocionalmente al terapeuta, desafiante, atemorizado, confiado, suspicaz, desbordante en su discurso, desvalorizante, idealizante, exhibicionista, etc.
3. Motivo manifiesto que presentó como causa de la consulta: síntomas, rasgos de carácter que le resultan insatisfactorios, relaciones interpersonales que considera conflictivas.
4. ¿Los distintos personajes que fue introduciendo en su relato, tendieron a ser vistos bajo la misma perspectiva? ¿Fue variando los personajes de su relato pero todos ellos fueron considerados como atacantes o traicioneros .o inadecuados o egoístas o maravillosos o salvadores o abandonantes? ¿Se puede ir construyendo un molde o patrón que trasciende a los personajes?
5. ¿Cómo fue encadenando los distintos temas de los que habló? La secuencia del desarrollo de la entrevista es esencial pues lo que sigue a algo puede ser la forma de defenderse, de evadir, de compensar lo anterior. El relato se puede ver como un proceso en que sus partes resultan ser consecuencia de cómo el paciente va reaccionando a lo que él mismo dice y, muy especialmente, a lo que piensa que será la reacción del terapeuta. El paciente habla y se escucha hablando; su discurso es, también, un diálogo en que rechaza, acepta, se disculpa, se escapa, se entusiasma con lo que él mismo va diciendo. Además, la secuencia de temas puede indicar que dos episodios, dos personajes, dos concepciones, están relacionados inconscientemente en la mente del paciente, o cómo algo del presente está conectado con algo del pasado que recuerda, precisamente, en ese momento y no en otro.
6. Pese a la importancia que tiene el relato, el riesgo es quedar atrapado en la historia: resulta necesario conectarse con la intención del relato —qué de¬sea el paciente que sienta el terapeuta, bajo qué imagen desea que le vea—. El relato, además de su contenido semántico, de lo que dice, es una acción dirigida al terapeuta, actúa sobre sus sentimientos, sobre sus ideas, sobre su conducta. El relato es un hacer sobre el otro a través de la palabra, implica una propuesta de vínculo que el paciente activa en el terapeuta.
7. Identidad desde la que actúa, habla, desde la que construye su relato; ¿desde la identidad de sufriente, de abnegado, de perseguido, de personaje maravilloso, de hallarse en peligro, del que siente que no tiene control sobre su mente o cuerpo?
8. ¿Qué relación hubo entre aquello de lo que hablaba y la forma de ha¬cerlo, entre el contenido temático de su discurso y la forma de vincularse con el terapeuta? ¿Reproduce en su forma de relacionarse las conductas que en su relato atribuye a otros? Por ejemplo, el paciente cuenta que le visitó el padre y se pasó todo el tiempo criticando a la madre, sin ver que reproduce, ahora con el terapeuta, un vínculo en que critica a un tercero —al padre— tratando de conseguir el apoyo del terapeuta.
9. ¿Cómo evolucionó el paciente a lo largo de la entrevista? Variaciones especialmente en su estados afectivos, en el tipo de contacto con el terapeuta. ¿Las imágenes que fue presentando de sí mismo y de los otros fueron es¬tables a lo largo de la entrevista o pasaba, sin notar las contradicciones, de representaciones idealizadas a otras totalmente negativas? ¿El relato era caótico, confuso, o excesivamente ordenado y meticuloso, apegado a la realidad, sin que emergieran fantasías, deseos?
10. Datos de la historia del paciente surgidos en la entrevista: sucesos significativos, recuerdos infantiles. Experiencias traumáticas —desamparo, pérdidas, separaciones, humillaciones, agresiones físicas, emocionales, sexuales, enfermedades, etc.—. La representación que tiene de sus padres, la forma en que recuerda episodios o los omite. También, lo que los padres decían —sus discursos, sus mitos, sus concepciones e ideales—. No interesan sólo los da¬tos biográficos sino, muy especialmente, cómo el paciente los selecciona. Las palabras:—términos agresivos, denigratorios—que emplea dan idea del có¬digo que organiza el relato, de las fantasías que subyacen a su relato. El rela¬to que el paciente hace de su infancia nos informa acerca de su forma de historizar su vida.
12. Lo que el paciente omite y que el terapeuta siente como un hueco en el relato, es decir, algo que tendría que estar presente por lo que el paciente va diciendo, pero que no es explicitado —sexualidad, por ejemplo.
13- Contratransferencia: ¿cómo se sintió el terapeuta? ¿cómodo, valorizado, denigrado, exigido, ansioso, asustado, impotente, eufórico, grandioso, redentor, alegre, abrumado, desbordado, sorprendido, confundido, manipulado, indignado, etc.? ¿Qué conducta del paciente, qué sentimientos, qué fantasías, qué forma de presentar las cosas pueden haber contribuido a acti¬var en el terapeuta los estados de ánimos mencionados? ¿Qué conflictos del terapeuta, qué aspecto de su historia es activado por este paciente en particular? ¿Los sentimiento que tuvo frente a este paciente, los experimentó ese día frente a otros pacientes o los suele tener con cierto tipo de gente?
14. Rol que el paciente tendió a inducir en el terapeuta. ¿El rol del que escucha debiendo estar pasivo, del que debe ser un aliado en sus peleas con otros, del que discute, del que se debe compadecer, del que debe aconsejar y orientar en la vida, del que debe fijar límites y ocuparse del sentido de realidad, del que se debe encargar de proteger el tratamiento, del que todo lo puede arreglar?
15. ¿Cómo respondió, corporalmente —expresión facial, movimiento de las manos, cambios de posición— y en el discurso verbal, ante las intervenciones del terapeuta? ¿Cómo reaccionó el paciente si el terapeuta se apartó del rol asignado? ¿Con depresión, pasividad, rabia, amenazas abiertas o en¬cubiertas de retirarse o de actuación autoagresiva? En este sentido, ¿el tera¬peuta se sintió libre para explorar temas, para hacer algún comentario que creyó pertinente? ¿El paciente recibió las intervenciones del terapeuta como omnipotentes, como regalos, como ofensas narcisistas, como mandatos superyoicos a cumplir, como amenazantes, como dotadas de segundas intenciones —seducción, manipulación, etc.?
16. ¿El paciente colaboró? ¿La colaboración fue excesiva, se hiperadaptó al marco terapéutico, se detectó hostilidad encubierta, racionalizó sus resistencias, apareció motivado para una alianza terapéutica?
17. ¿Demostró penetración psicológica, capacidad de introspección, ca¬pacidad para detectar el efecto que pudiera estar creando en el otro, riqueza en su vida de fantasía y nivel simbólico-verbal? ¿Se le ve como un paciente apto para la psicoterapia de insight, para tolerar la angustia, o requiere me¬didas inmediatas para contener la angustia o sus síntomas?
18. ¿Pudo obtener el terapeuta alguna indicio, a manera de primera hipótesis tentativa, sobre deseos inconscientes importantes para el paciente? ¿Sobre la forma en que reacciona ante sus deseos? ¿Sobre cómo espera que sus deseos sean tomados por el terapeuta? ¿Sobre cómo se ubica frente áí deseo del terapeuta o de otros personajes a los que introdujo en la entrevista?

3. Evolución del tratamiento:

1. Evolución del vínculo con el terapeuta, desde la entrevista hasta el presente, teniendo en cuenta, entre otros parámetros:
1.1. Representaciones que el paciente fue haciendo del terapeuta y de sí mismo. Vicisitudes de estas representaciones y con qué pueden estar relacio¬nadas.
1.2. Cómo se fue ubicando el paciente frente a los deseos del terapeuta, y cómo lo hizo éste frente a los deseos del paciente,
1.3. Reacciones frente a las separaciones —depresión, sentimientos de impotencia, hostilidad, desconexión afectiva, etc.
1.4. Evolución del grado de tolerancia al acercamiento afectivo con el terapeuta, de intimidad. Lo mismo para el terapeuta.
1.5. Roles que el paciente tendió a inducir en el terapeuta.
1.6. Evolución de la contratransferencia.

2. ¿Qué conductas e intervenciones del terapeuta en la relación con el paciente se fueron mostrando como inadecuadas y generaron reacciones patológicas de éste? ¿Qué rasgos de personalidad del terapeuta, o de su técnica habitual, pueden incidir en ese paciente para reforzar patología? ¿Qué tendría que cambiar, en la forma habitual de comportarse el terapeuta, para adaptar¬se a los objetivos específicos del tratamiento con ese paciente? ¿Qué rasgos del terapeuta y de su técnica reproducen o se asemejan a rasgos de los perso¬najes significativos del paciente, y que no son mera repetición transferencial c proyecciones por parte del paciente sino elementos reales de la persona y técnica de «crianza- que el terapeuta emplea? ¿Qué comentarios puede hacer el terapeuta de la pareja que forma con su paciente, de la configuración que crean los rasgos de uno y otro al interactuar?
3- Dificultades que se fueron encontrando en el tratamiento.
4. Evolución -de los síntomas, de las relaciones interpersonales, de las condiciones de vida del paciente.
5. Evolución de los temas que preocupan conscientemente al paciente.
6. Evolución de las fantasías inconscientes, de las ansiedades y defensas en juego.
7. Desarrollos yoicos, sublimaciones, logros en la realidad.
8. Historia de la vida del paciente que va siendo reconstruida a lo largo del tratamiento. Acontecimientos significativos y experiencias traumáticas. Caracterología/ psicopatología de los padres.

jueves, 24 de diciembre de 2009

martes, 17 de noviembre de 2009

A continuación la agenda de las actividades de diciembre de 2009:

1 de diciembre: (en el salón Bernardino Rivadavia)
08.30 Capacitación del área de psicología y brindis de fin de año!
10.30 Ateneo de concurrencias. Invitados Lic María Marta Guerra y Dr Ortega. Tema: Semiología y diagnosis.


15 de diciembre: (en Jara 1661)
08.30 hs Reunión con coordinadoras de Terapia Ocupacional.

viernes, 23 de octubre de 2009


PLANIFICACION DOCENTE: COHORTE 2009/2011

Cordinador del Proyecto: Lic. Eduardo S. Sullivan
Cordinador Area Psicología: Lic. Favio Di Sabatto
Jefe de Departamento de Salud Mental: Lic. Susana Rodríguez

PROPUESTA DE ACTIVIDADES DOCENTES

Duración de la concurrencia: 18 meses
Carga horaria presencial en sede: 12 horas semanales.
Carga horaria de formación en la Facultad: 3 horas semanales (según calendario académico)
Carga horaria total del curso: 960 horas.


3. RELACION CON LOS PROPOSITOS INSTITUCIONALES:

En el año 2001 se firma el Convenio Marco entre los representantes de la Municipalidad de General Pueyrredón (Secretaría de Calidad de Vida) y las autoridades de la Facultad de Psicología a los fines de dar curso a espacios de intercambio, “que promueva la ejecución conjunta de proyectos de extensión, investigación, y capacitación para la formación y perfeccionamiento de los recursos humanos de ambas instituciones”. (Ordenanza 1667/2002 y Convenio específico OCA 1253/02 del Consejo Superior de la UNMdP).
En el año 2003 se pone en marcha el Proyecto de concurrencias ad honorem para graduados en Psicología de la UNMdP en el ámbito del Departamento de Salud Mental de la MGP (OCA 1000 y modificatorias) en cuya consideraciones contempla que la experiencia “conjuga praxis, entrenamiento clínico de profesionales en la salud pública y acompañamiento institucional”.
La propuesta se mantuvo en ejecución desde ese año con articulaciones entre la Secretaría de Extensión de la Facultad de Psicología y el Departamento de Salud Mental encuadrándose dentro de los espacios de formación de post grado destinado a profesionales psicólogos egresados de la Universidad Nacional de Mar del Plata que no hayan superado los dos años de egresados de esa casa de estudios.
En relación a la formación de recursos humanos la Universidad hace su aporte en la enseñanza de grado y tal como lo dictaminan las resoluciones vigentes del Ministerio de Educación es ella el ámbito de acreditación legal y fehaciente de los desarrollos de post grado. El objetivo por excelencia es el de la formación de profesionales y la transferencia de conocimientos a la comunidad con la misión de satisfacer necesidades y promover cambios tendientes a mejorar la calidad de vida. Eso supone que ese ámbito debe captar las necesidades y demandas de la comunidad para traducirlas en acciones tendientes a la resolución de las mismas. Este es el espíritu que debe imbuir tanto a la capacitación de los profesionales como a si también a los diferentes espacios de investigación y /o extensión.
La Municipalidad por su parte, cuenta entre sus objetivos el de brindar los servicios sanitarios básicos que garanticen la Atención primaria de la Salud de la población del Partido de General Pueyrredón; en las circunstancias actuales las necesidades de la comunidad se encuentran insatisfechas en razón de las condiciones sociales existentes que sumergen a grandes grupos sociales en situaciones de vulnerabilidad y de fragmentación vincular.
Por ello, se hace necesario crear espacios de intercambio que favorezcan el aunamiento de esfuerzos entre ambos espacios institucionales que mejoren las condiciones de la salud mental de nuestra comunidad.


PROPÓSITOS DE LA EXPERIENCIA:

La misma consiste en una propuesta docente destinada a la formación de post grado en el ámbito de la Salud Pública de un graduado en psicología en el contexto del Departamento de Salud Mental de la Secretaria de Salud de la MGP, cuya finalidad es la de promover la praxis de la salud mental en el marco de la Atención Primaria de la Salud.
Los pilares que sustentan la experiencia consisten en una práctica supervisada, y una capacitación en servicio que tienen como propósito desarrollar y reforzar las habilidades y actitudes del graduado mientras ejecuta una actividad. Aprende a "hacer" una tarea, reforzando los conocimientos asimilados previamente que le permitan mejorar su desempeño a partir de cada una de las actividades que realice cotidianamente.
Conjuntamente con la formación académica en el contexto de la Facultad de Psicología, el acompañamiento de los supervisores y tutores institucionales, como así también los diferentes dispositivos de capacitación en servicio ofrecidos por el Departamento de Salud Mental constituyen los elementos esenciales para alcanzar grados superiores de perfeccionamiento, actualización y profundización de las habilidades, tanto de conocimientos inherentes a la profesión, como así también de gestión en el ámbito público.
El perfil del egresado de la carrera de psicología posee en su currícula un fuerte componente teórico, en contraposición a espacios de vacancia para su formación en la práctica, sumado a una orientación predominante en el desempeño de la clínica privada. En contraposición, las necesidades de la comunidad requieren de un perfil de graduado capacitado para intervenir además en otros niveles de la comunidad, ya sea tanto grupal como comunitario y que contemple diferentes niveles de intervención, en la asistencia, promoción y la prevención de la salud mental.
Por ello, el espacio ofrecido tiene como finalidad el de complementar la enseñanza recibida en el grado, que contemple una actividad práctica concreta en el contexto de la inserción en los equipos de salud de los Centros y Subcentros que dependen de la Secretaria de Salud de la comuna.
Es así que la propuesta contribuye a promover un perfil de post graduación que favorezca el compromiso con la realidad de la salud pública y otorgue capacidades para diseñar e intervenir psicológicamente en los diferentes niveles que conforman la APS.


OBJETIVOS:

GENERAL

Contribuir a la formación de post grado a partir de las experiencias y conocimientos relacionados con la Salud Pública y sus especificidades, mediante la acción conjunta de entidades públicas al servicio de la comunidad.

ESPECIFICOS

1. Realizar acciones que corresponden a la orientación y asesoramiento psicológico tendiente a la promoción, prevención y restauración de la salud psíquica de la población.
2. Desarrollar capacidades para discriminar modos de intervención en situaciones de urgencia subjetiva.
3. Favorecer el conocimiento de la evaluación de admisión al servicio de salud mental según los criterios de urgencia e institucionales que conlleve a la asunción de autonomía profesional.
4. Capacitar para la elaboración de diagnósticos y tratamientos psicológicos en el marco del abordaje interdisciplinario.
5. Incentivar la inserción y el diseño de espacios comunitarios de abordaje de aquellas problemáticas que atañen a la salud de la población.
6. Promover la formalización de la experiencia clínica que permita la relación teoría- práctica.
7. Contribuir a la capacitación para la realización de informes y el conocimiento de los instrumentos de registro institucional.
8. Fomentar el compromiso ético con el padecimiento psíquico y la responsabilidad por las tareas asumidas.

FUNDAMENTACION DEL OBJETO DEL CURSO

La capacitación de post grado es una necesidad actual para los egresados de la Facultad de Psicología ya que el recorrido de la formación académica de grado no garantiza la posibilidad de formarlos para la práctica concreta. Iniciar la actividad profesional es un proceso que angustia y moviliza ansiedades. Es un tiempo de reconstrucción del rol entre los parámetros recibidos en la teoría y el “saber hacer” que otorgan los modelos posibles de intervención. Definir un estilo propio, descubrir sus potencialidades y sus dificultades, son algunos de los aspectos por los que atraviesan aquellos que inician su actividad profesional, hecho que se irá desarrollando y conformando a lo largo de toda la edad activa en la cual desempeñarán el rol.
El encuentro con la patología psíquica suele ser impactante porque descubre algo de lo desconocido, de lo imposible, de lo que ofrece límite. Aprender a escuchar el sufrimiento psíquico, a intervenir en situaciones de urgencia subjetiva se ve posibilitado en un contexto de acompañamiento que permita un acercamiento progresivo y sistemático, que se agrega a lo propiciado por el trabajo psicoterapéutico personal.
Por ello, el espacio ofrecido posibilita que al tiempo que se desarrolla una actividad clínica se vaya conformando su propio rol y estilo profesional. La práctica supervisada permite el acercamiento a un problema desde una manera particular de pensar e intervenir, que luego será confrontada con otros modelos que facilite crear el propio y con el cual se sienta mas identificado.
El contexto de la APS requiere de la posibilidad de intervenciones mas allá de la clínica del consultorio o de los dispositivos clásicos de atención, es así que para lograr estos objetivos es necesario un perfil profesional dispuesto a conocer e indagar sobre otras modalidades de intervención sin perder la especificidad de la escucha psicológica sobre el padecimiento psíquico. Los diferentes discursos que conforman el corpus de conocimiento sobre los procesos de salud-enfermedad de la población, poseen miradas diversas y disímiles, es por eso que la actividad interdisciplinaria, es una de las herramientas a disposición para el abordaje de situaciones sociales complejas que requieran de intervenciones planificadas en diferentes espacios. Este será el contexto amplio de la práctica clínica del psicólogo en su sentido mas abarcativo, es decir en todo lo concerniente al padecimiento psíquico en sus múltiples posibilidades de manifestación.


PROPUESTA GENERAL DE LAS ACTIVIDADES:

El plan de actividades ofrece:

A. UN AMBITO PARA DESARROLLAR LA PRÁCTICA.

A1. INCLUSION EN EQUIPO DE SALUD MENTAL DE APS:

El concurrente será incluido en un Equipo interdisciplinario que dependa del Departamento de Salud Mental a los fines de que realice aproximaciones sucesivas a las prácticas que constituyen el ámbito de trabajo del psicólogo en el contexto de la APS, para lograr un grado de autonomía acorde con el perfil deseado. Para ello se le destinará un tutor en la misma sede quien será su referente directo dentro de la institución, y tendrá la misión de acompañar las diferentes actividades que conforman la atención profesional en la sala. Esto es: dispositivos de preadmisión, evaluaciones diagnósticas, reuniones de equipo, realización de informes, atención en dispositivos grupales, interconsultas, intervenciones comunitarias, etc.
El lugar será determinado por el Coordinador del área de psicología, conjuntamente con el coordinador del proyecto a los fines de acordar recursos y actividades a realizar.
El graduado presentará un plan de actividades que deberá contemplar acciones relativas a aspectos preventivos y de asistencia, sujetas a la disponibilidad de cada unidad sanitaria: horarios, plazos de ejecución, etc.
Se prevé que las actividades ofrecidas irán consignándose en espacios de progresiva independencia profesional, desde inclusión en entrevistas de Pre- admisión, participación de diagnósticos, en dispositivos grupales a la posibilidad de asumir tratamientos individuales en el transcurso de los dos primeros meses de la experiencia. Durante el primer semestre deberá elaborar el bosquejo de un proyecto comunitario que desarrollará y ejecutará durante el año restante, con la presentación de los resultados en el informe final.
El alumno deberá cumplir con el registro de entrada y salida en una planilla a tales efectos, como así también con los sistemas de registro institucionales (estadísticas, historias clínicas, libros de registro, informes, etc). Este punto se desarrolla en la distribución de responsabilidades.
Esta actividad tiene una carga horaria de 12 horas semanales, repartida en tres jornadas (6 horas de consultorio externo y 6 horas en otros dispositivos comunitarios).

B – UN ÁMBITO PARA LA SUPERVISION.

B-1 SUPERVISION INSTITITUCIONAL:

A cada graduado se le destinará un supervisor institucional perteneciente al equipo docente de esta institución, con el cual revisará semanal o quincenalmente su práctica clínica o las actividades que desarrolle, con una dedicación de 1 hora. Deberán acordar días, horarios y aspectos que conformen el encuadre de trabajo.


B.2 SUPERVISION EN EL AMBITO DE LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA:

Se trata de un espacio grupal con un docente de esa unidad académica con el objetivo de trabajar sobre las dificultades que conlleve la experiencia institucional y que sume una escucha externa al contexto de la práctica. Tendrá una frecuencia quincenal con una dedicación de 1 hora y media. El responsable del espacio será designado por esa institución.

C. UN AMBITO DE CAPACITACION:

C.1 ATENEOS CLINICOS:

En este espacio se articularán los tópicos práctica- teoría a través de presentaciones de casos clínicos que los mismos participantes deberán desarrollar durante el tiempo que dure la experiencia, al cual concurrirán tutores y supervisores. Se realizará con una frecuencia mensual y una dedicación de 1 hora y media.

C.2 CAPACITACION DEL AREA DE PSICOLOGIA:

Este espacio está destinado a la formación y actualización de los profesionales del Departamento, en el que se incluirán los concurrentes a los fines de trabajar aspectos comunes al área. El espacio ofrecido abarca conferencias, mesas redondas, invitados y especialistas de diferentes ámbitos relacionados con la salud mental partiendo de las inquietudes y aspiraciones del grupo de colegas. La frecuencia es mensual con una dedicación de una hora y media.

C.3 SEMINARIO “EL ROL DEL PSICOLOGO EN LA SALUD PUBLICA”.

Este seminario se dictará durante el tiempo que transcurre la experiencia. Está conformado por módulos temáticos cuatrimestrales que incluye variados temas que se relacionan con la Salud Publica (Epidemiología, Salud Mental y Justicia, Intervenciones en Urgencia, Psicofarmacología) por nombrar algunos. Es abierto a otros graduados y su modalidad de dictado alterna entre la participación de docentes invitados y dinámicas de taller para abordar las temáticas del curso.
Estará a cargo del coordinador de Psicología Lic. Favio Di Sábatto y se realizará en el ámbito de la Facultad de Psicología, con una dedicación de una hora y media semanal. Las condiciones de aprobación estarán consignadas en el proyecto pedagógico del mismo. Sujeto a calendario académico.

C.4 OTROS ESPACIOS DE FORMACION:

El graduado podrá acceder a otros espacios que ofrezca la Facultad de Psicología dependiente tanto de la Secretaría de Extensión y Transferencia, como de la Secretaría de Investigación y Post Grado relacionados con cursos, seminarios, charlas, etc, sujetos a la disponibilidad académica y a las becas que se autoricen.


EVALUACION

Serán requisitos para la aprobación del curso:

• Asistencia del 80%.
• Cumplimentación del plan de trabajo.
• Presentación y aprobación de 3 informes (1 cada seis meses) que tendrán una instancia de recuperación.

El primer informe deberá dar cuenta de la articulación teórico práctica de un caso clínico a elección. Modalidad: monografía individual de 4 páginas como máximo, A 4, Arial 12, deberá consignar bibliografía.
El segundo informe deberá dar cuenta del diseño de un proyecto a llevarse a cabo en la comunidad. Contendrá como mínimo: Descripción del problema, justificación, marco teórico, finalidad, objetivos, actividades, población destinataria y evaluación. Opcional: en grupos de no mas de tres integrantes. (Oportunamente se facilitarán instructivos).
El tercer informe consiste en el desarrollo de los resultados de la evaluación del proyecto llevado a cabo. En caso de ser grupal deberá incluir además un apartado con la evaluación individual de los logros y dificultades de la experiencia realizada.
Todos los informes serán entregados en formato electrónico y en soporte papel (2 copias) al supervisor institucional según fechas a confirmar. El mismo tendrá como máximo 30 días para su evaluación en una escala numérica de 1 a 10, correspondiendo 4 como aprobado, acompañado de un dictamen que le será devuelto al concurrente con observaciones sobre su desempeño. Luego será remitido a la Jefatura de Departamento para su destino final en la Secretaría de Extensión y Transferencia de la Facultad de Psicología.

En caso de no cumplimentar con alguno de estos requisitos se dará por desaprobada la experiencia.

DISTRIBUCION DE RESPONSABILIDADES:

RESPONSABILIDADES DEL COORDINADOR DEL EQUIPO DOCENTE DEL DEPTO DE SALUD MENTAL:

• Coordinar las distintas actividades programadas por los supervisores, tales como: ateneos, capacitaciones, etc.
• Evaluar y designar tanto los supervisores institucionales, como así también los Centros de Salud para cada concurrente conjuntamente con el coordinador del área de psicología.
• Recibir sugerencias e inquietudes de los supervisores institucionales y vehicularizarlas a las autoridades correspondientes.
• Recepcionar las evaluaciones de los informes de los concurrentes y gestionar su elevación.
• Asegurar el nexo entre ambas instituciones.
• Realizar gestiones necesarias para la consecución del proyecto.
• Conformar la propuesta docente para cada cohorte.

RESPONSABILIDADES DE LOS SUPERVISORES INSTITUCIONALES:

• Supervisar clínicamente a cada alumno.
• Orientar para la realización de los informes finales.
• Sugerir material bibliográfico que contribuya a la articulación teórico clínica.
• Evaluar los informes semestrales.
• Participar en reuniones de Equipo docente, ateneos u otros espacios de capacitación que se conformen.
• Recepcionar las planillas de asistencia y elevarlas para su archivo.

RESPONSABILIDADES DE LOS TUTORES INSTITUCIONALES:

• Acompañar al pasante en el recorrido de la práctica institucional.
• Supervisar las actividades desarrolladas según el plan de trabajo.
• Instruir en el uso de los registros institucionales (HC, estadística, etc).
• Orientar para la realización de acciones que permitan su inclusión en el espacio de trabajo.
• Participación en reuniones de Equipo docente, ateneos u otros espacios de capacitación que se conformen.

RESPONSABILIDADES DEL CONCURRENTE:

Los destinatarios de esta formación son profesionales habilitados por organismos de Ley correspondiente y por ello poseen todas las responsabilidades propias del ejercicio profesional. La responsabilidad del graduado hacia su paciente es intransferible.

AMBITO DE PRÁCTICA:

• Se integrará a un equipo de Salud Mental en un centro de atención primaria y allí deberá prestar servicios en los distintos niveles: promoción, prevención primaria, y secundaria.
• El lugar donde se realizará la práctica será asignado por los responsables del proyecto.
• Deberá cumplimentar 12 horas semanales distribuidas en tres jornadas laborales de acuerdo a la disponibilidad de cada servicio.
• Registrará sus horarios de entrada y salida en las planillas destinas a ese fin.
• Dará aviso a su tutor cuando por alguna razón justificada deba ausentarse.
• Cuando deba ausentarse por periodos prolongados o cambios de horarios por razón justificada, deberá anticipar el pedido al coordinador del proyecto para su diligenciamiento y su pertinencia.
• Deberá registrar sus intervenciones en la Historia clínica del paciente.
• Confeccionará las estadísticas epidemiológicas en las planillas para tal fin y las entregará en los plazos establecidos.
• Emitirá informes del paciente sobre pedido.
• Concurrirá a las reuniones de trabajo del área de psicología.
• Comunicará al Jefe de Departamento todo hecho que adquiera o pueda adquirir características legales-profesionales en los que intervenga.


AMBITO DE CAPACITACION

Dentro de las 48 horas mensuales que el alumno deberá cumplimentar en el servicio, asistirá a 12 horas mensuales de capacitación en servicio ofrecida por el curso. Además cumplimentará 12 horas en la facultad (seminario).

AMBITO DE SUPERVISION

Concurrirá a ambos espacios con una dedicación de 10 hs mensuales.

OTRAS RESPONSABILIDADES:

Según Ordenanza Municipal Nro 11757 y Decreto Municipal Nro 700/96.

• Se deberá dar cuidado a los bienes municipales, velando por la economía del material y la conservación de los elementos que fueran confiados a su custodia, utilización y examen.
• Procederá con cortesía diligencia y ecuanimidad en el trato con el público y llevará a cabo una conducta cooperativa y solidaria en el ámbito de trabajo.
• No percibirá estipendios o recompensas, aceptará dádivas u obsequios que se le ofrezcan como retribución de actos inherentes a sus funciones.
• No podrá retirar o utilizar con fines particulares los bienes municipales y los documentos de las reparticiones públicas.


Mar del Plata; setiembre de 2009.

Según Ordenanza Municipal Nro 11757 y Decreto Municipal Nro 700/96.

• Se deberá dar cuidado a los bienes municipales, velando por la economía del material y la conservación de los elementos que fueran confiados a su custodia, utilización y examen.
• Procederá con cortesía diligencia y ecuanimidad en el trato con el público y llevará a cabo una conducta cooperativa y solidaria en el ámbito de trabajo.
• No percibirá estipendios o recompensas, aceptará dádivas u obsequios que se le ofrezcan como retribución de actos inherentes a sus funciones.
• No podrá retirar o utilizar con fines particulares los bienes municipales y los documentos de las reparticiones públicas.

martes, 20 de octubre de 2009

Bienvenidos

A partir de Noviembre se iniciaran las actividades de la concurrencia 2009-2011

En breve mas novedades